Aunque recientemente la Facultad de Artes de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, en coordinación con la Rectoría de la academia, dedicó el V Congreso Internacional de Artistas Visuales Dominicanos, al escultor Bismarck Victoria. Su trayectoria al lado de prominentes maestros del arte y conquistas internacionales, en muchas ocasiones, pasan desapercibidas en su país natal, la República Dominicana.
A simple vista, su caminar pausado, habla calmada y sin jactancia, lo hacen transitar inadvertido entre la multitud de este trópico caribeño. Pero, ¿quién es Bismarck Victoria para dedicarle uno de los eventos más importante del arte en el país, sin lugar a dudas?
A continuación, el texto íntegro de la conferencia “El momento contemporáneo: una fuerza interminable de la creación”, pronunciada por el doctor Odalís G. Pérez, en el V Congreso Internacional de Artistas Visuales Dominicanos, titulado: “Miradas y Convergencias de las Artes Visuales: Un enfoque del arte Tridimensional”, en el Auditorio Manuel del Cabral de la Biblioteca Pedro Mir.
Bismarck Victoria en el centro del mundo
Por Odalís G. Pérez
Y desde allí el hacedor de mundos mira el modelo, el tipo material y la metáfora que se convierte en materia visual. El escultor frente al modelo sueña los opuestos que generan el ciclo vital. Una dialéctica de las formas motivada por lo que es el germen de la escultura. Volumen, masa, poema filosófico, tierra y metal, origen y creación, lenguaje y pensamiento.
Es así como Bismarck Victoria mira la materia-forma desde el Axis Mundi. Desde el Cristo Vivo y el símbolo esotérico a partir de El quinto Atlante generado desde una restauratio y una instauratio magna. En busca de la imagen centro de la materia espiritualizada y corporalizada como gesto primigenio.
El escultor dominicano es y ha sido desde sus inicios un creador que ha cohesionado sus medios, mediaciones y técnicas de trabajo. Nacido en Santiago de los Caballeros en 1952. El artista asumió su estética material y formal como un modo de interpretación, entendimiento, percepción, relación, construcción de formas y modelos visuales posicionados. A partir de una cosmovisión artística trascendente. Su pensamiento artístico sobresale en su trabajo tridimensional asumido como creación de cuerpos abstractos y simbólicos orientados en un tiempo-espacio genésico.
El escultor convierte la materia (acero cubierto de polímero, madera, bronce con pátina de cobalto, plata, aluminio, neón, concreto, argón), en viaje hacia el origen, identidad y lenguaje de las formas, poiesis material y visual.
Sin embargo, Bismarck Victoria piensa la materia-forma desde la figuración a la abstracción. Creando un elemento transformante que define el escenario mítico y tensivo de su concepción escultórica. Y así construye en cada pieza un camino, una visión de la estructura-pensamiento que no es solo forma mentis, sino más bien pronunciamiento pneumático, cuerpo alegorizado, conformación de acto y propiedad del significante visual que admite su definición en un orden ritual y ceremonial.
De ahí la importancia de la escultura titulada Shiva Natarāja (1998), posicionada en el Boulevard Avenida 27 de febrero en Santo Domingo. En el mismo Boulevard y año la pieza Toy. La perspectiva de dicha mirada orienta una filosofía y una cardinal que se pronuncian desde una cosmovisión prístina del acto escultórico. Habida cuenta de los senderos que no oculta su conjunción de materia-vuelo concentrada en expresión sentiente de una imagen vital. Y paradójica concebida como arte y presencia del ser.
En efecto, el universalismo escultórico asumido por este escultor dominicano se acentúa en los gestos propios de un cuerpo que se define por su simbólica material y formal. Allí donde la especie y la mirada aparecen como ocurrencias de un estado-relato de creación activado por la relación entre origen y lenguaje de significación.
No se aleja nuestro escultor de su objeto ni su concentración temática visible en el tiempo de la materia y el fuego de la misma técnica escultórica basada, más que en un procedimiento, en una ontología de la imagen artística. Al pensar el mundo como imago, el artista se acerca a la tradición y a la ruptura.
El tiempo y el tempo de la imagen adquieren el pulso que hace vivir lo inteligible de la materia-forma del modelo como alegorema del tipo sustancial y espacial.
Las proporciones, estados y entidades que definen y a la vez propician el acto intensivo de su creación hacen que el artista permanezca en el orden asumido como orientación de una cardinal estético-sensible de la forma-cuerpo y la forma-espacio, ambas asimiladas en el contexto de una aventura significante motivada por una interpretación de la mirada y de la mano que impulsa la memoria presentificada en el símbolo como simiente visional.
En el 2005, Bismark Victoria sueña su Columna infinita (ubicada y situada en la Plaza Pública Banco Santa Cruz de Santiago). Y desde su visión recuerda al escultor rumano Constantin Brancusi, quien abrió un horizonte moderno desde su lenguaje simbólico y genésico en el marco de una cosmovisión mostrativa de la relación entre Oriente y Occidente. El escultor hace visible el mismo arquetipo retomado por Bismarck Victoria en nuestro espacio insular. ¿Cómo nuestro escultor llegó en 2005 a su versión personal de la Columna infinita como Columna sin fin al igual que Brncusi? Tendríamos que escuchar en este sentido al historiador de las religiones Mircea Eliade a propósito de la Columna infinita y La Columna del Cielo creadas por el escultor rumano:
“La “Columna del cielo” sostiene la bóveda celeste; dicho de otro modo, es un Axis Mundi, del que se conocen numerosas variantes… El simbolismo del Axis Mundi es complejo: el eje sostiene el cielo y a la vez asegura la comunicación entre el cielo y la tierra. Cuando el hombre se aproxima a un Axis Mundi, que se supone situado en el centro del mundo, puede establecer comunicación con las potencias celestes. La concepción del Axis Mundi como columna de piedra que sostiene el mundo, refleja con toda probabilidad las creencias características de las culturas megalíticas (IV-III milenios a.C.). Pero el simbolismo y la mitología de la columna celeste se difundieron más allá de las fronteras de la cultura megalítica”. (Ver Mircea Eliade: La prueba del Laberinto. Conversaciones con Claude Henri Rocquet, Eds. Cristiandad, Madrid, 1980, p. 185).
Así pues, el componente visual y temático orienta el arquetipo y el símbolo de un eje mítico visualizado como ontofanía y hierofanía que motivan un cosmos visible adoptado por nuestro escultor y que revela un contacto con el universalismo escultórico de la vanguardia y la postvanguardia, siendo así que en sus pieza tituladas Islam (1999), Presbiterio (2012), Capilla de los inmortales (1998), Cripta de los obispos (1989) y Mirabilia/glorieta alada (1997), el ser de la imagen, el ser del sujeto y el ser de la materia-forma surgen como acto de vida y numen escultórico estimado por la mano y el ojo del escultor.
Orientado nuestro artista por una cardinal estética abierta al origen y al lenguaje su posicionamiento creacional surge como espectro artístico de incidencia confluyente como temporalidad, mirada y pensamiento de la imagen. El símbolo que como fuerza poética también expresa un nivel constructivo del mirar y lo mirado extiende, moviliza un imaginario de las formas y fórmulas de la modernidad.
La estilística material de Bismarck Victoria es lo que ha logrado presentar nuestro artista, tanto dentro como fuera del país.
Si el juego de las formas simbólicas, metafóricas y míticas constituye un espacio-tiempo forjador de la imago hominis latente y patente en las obras de este artista dominicano, dicha experiencia ha hecho que nuestro artista haya aceptado trabajar en varios lugares del país, pero también en China, New York, París, Caracas, y otros lugares donde su obra ha tenido aceptación y ha logrado reconocimiento por su significación y proyección artística.
El Cristo Vivo que como pieza escultórica está posicionada en el Jardín Botánico Profesor Eugenio de Jesús Marcano de Santiago, registra una variante visional, que como conjunción asimila un eje de mundo dentro de la ultramodernidad artística, generadora de una significación estético-simbólica solidaria con la idea genésica de construcción artística y cultural. El cuerpo del Cristo Vivo se acerca y se aleja como consciencia posible de un arte integrador de espacio, arquetipo, sentido y memoria de mundo.